Un día de autocuidado con Fabian Hart.

Un día de autocuidado con Fabian Hart.

Mucho té y deporte de fuerza por las mañanas, audionovelas por la noche y en medio mucho aire libre. Desde Hamburgo, Fabian Hart aprecia y cuida sus momentos de autocuidado. En su pódcast, el autor cuestiona los roles de género tradicionales y redefine la masculinidad. Nos habla acerca de la fuerza que reside en esa búsqueda de calma.

Tiempos modernos.

¿Cuál es mi propósito en la vida? Tener el valor de conocerme lo mejor posible, en lugar de compararme continuamente o satisfacer las expectativas de los demás. Vivimos tiempos en los que se hace necesario repensar, reaprender y reprogramar los comportamientos, pensamientos y sentimientos aprendidos. A mi entender, un movimiento de búsqueda muy emocionante.

 

Autocuidado radical.

Cada día intento ser buen amigo de mí mismo. No es fácil mantenerse tranquilo en un mundo contra el que parece que tienes que endurecerte. Con todos los acontecimientos y noticias que nos rodean permanentemente, hace falta fuerza para permitirse un respiro, mostrarse delicado y encontrar la calma. Sin este autocuidado radical, uno ni siquiera puede estar para los demás.

 

Estiramientos por las mañanas entre bebidas.

Mi rutina matutina es sencilla: despertarme entre las 7 y las 8. Agua tibia en la cara y en una taza. Beber varias bebidas a la vez. Un café junto con agua caliente y, a veces, además, un zumo de hortalizas. Y después estiramientos, para mantenerme lo más ágil posible.

 

Entrenamiento de fuerza o pilates, pero siempre contra el cliché.

Hace años que practico pilates, aunque muchos digan que eso es para mujeres. Incluso yo mismo tenía en la cabeza el cliché del típico tipo musculado cuando pensaba en el deporte de fuerza. Afortunadamente, me deshice de esos pensamientos. Ahora lo practico regularmente, por la mañana, porque me hace sentirme más fuerte y me ayuda a conseguir una buena postura. En mi neceser no faltan: el Gel de Pino y Sal Marina y la Crema de Cydonia para comenzar el día.

 

¿Y después? Un paseo y un porridge de avena templado.

Las apps de mi móvil no se habilitan hasta las 9:30 h. A esa hora, a menudo estoy yendo del gim a casa, paseando por Hamburgo. Así que aprovecho para mirar mails, mi agenda, todo lo que tengo pendiente ese día. Ya en casa, lo primero que hago es prepararme un porridge: copos de avena templados, canela y plátano. Y después ya estoy listo para sentarme en mi escritorio: mails, nuevos capítulos del pódcast y planificación de mi agenda.

 

 

Una sopa ligera y recargar pilas.

Mi comida favorita es una sopa pho que compro en un «foodtruck» vietnamita a la vuelta de la esquina. Cuando la tomo, no me siento como si después necesitara echarme una siesta. Y es que por las tardes tengo, a menudo, videoconferencias: preparativos para el pódcast, citas con redacciones o talleres con empresas sobre temas como la nueva masculinidad o las cuestiones de género. Me paso el día delante de una pantalla y eso, a menudo, cansa. Por eso intento salir con frecuencia, dar un paseo corto junto al Alster. O me vaporizo el Tónico Facial Dr. Hauschka a menudo, ya que, despierta y revitaliza mi piel. Me encanta, ¡me declaro fan!

 

Al día con la familia.

Me parece un privilegio poder realizarme en mi trabajo. Pero, al trabajar en solitario, los límites entre la vida privada y la profesional siempre acaban siendo difusos, y debo tener cuidado e intentar no «explotar» todo lo que vivo en mi vida profesional. ¿Qué me ayuda a salir de este automatismo? Hablar por teléfono con mi mejor amigo, mis amigos más íntimos o mi hermana. Son mi familia, y rápidamente vuelvo a ser el Fabi de siempre.

 

Escribir por la noche.

A menudo, la inspiración para sentarme a escribir me llega ya de noche. De noche no recibo apenas mails, la mayoría ya ha terminado de trabajar. Y así consigo entrar en el estado de ánimo adecuado para trabajar en un texto con tranquilidad. Las cosas sobre las que escribo tienen, a menudo, un carácter político. Cuando me centro en el tema de la masculinidad patriarcal, afecta a todas las estructuras de nuestra sociedad. Es algo más que soltar el término «masculinidad tóxica» y tampoco se trata de machismo. Se trata, más bien, del hecho de que todos somos más libres y más iguales si nos liberamos de las atribuciones específicas de género, en lugar de aferrarnos a clichés desfasados. Por eso también me gusta el enfoque de Dr. Hauschka, en el que el cuidado de la piel no conoce de géneros. Eso ya lo decía la cofundadora de Dr. Hauschka, Elisabeth Sigmund, ¡en los sesenta!

 

Cocinar con amigas.

Mínimo dos veces por semana quedo con mis amigas. Muchas veces cocinamos algo juntos. Yo, personalmente, prefiero platos simples sin mucha complicación. Una base de arroz, hortalizas asadas, por ejemplo, batata, pimientos, patata, y acompañado, quizás, de tempe de garbanzos. Todo crujiente y sin más añadidos, sin esconder nada bajo salsas espesas. Desde que las redes sociales forman parte de mi trabajo, tengo la sensación de que me he ido cerrando hacia mi entorno más privado y apenas salgo. Una cena con mis más íntimos amigos y familiares es para mí una noche perfecta.

 

Audionovelas, mi termo y a la cama temprano.

Siempre que puedo, me gusta irme temprano a la cama, a menudo incluso sobre las 21.30 h. ¡Me encanta! Antes me preparo un termo con una infusión de hierbas. Por la noche, lo más importante para mí es la limpieza de la piel, y es un tiempo que me tomo sin excepción. La Crema Limpiadora Dr. Hauschka me encanta, y también la Crema Regeneradora Contorno de Ojos Dr. Hauschka. Como me paso el día leyendo, escribiendo y delante de la pantalla, en la cama prefiero cerrar los ojos y escuchar una audionovela cada noche: la imaginación fluye sola.

 

Autor: Kirsten Küppers
Fotógrafo: Anna Wegelin

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