Clave: mantenerse activo.

Clave: mantenerse activo.

Suaviza las arrugas, cura las heridas y nos defiende de las bacterias. La piel es nuestro escudo frente el mundo exterior. Y se esfuerza por mantener dicha protección intacta: reparar, regenerar, renovar…, durante toda una vida. ¿Cómo puede la cosmética ayudar a la piel en estas tareas? Hemos hablado sobre ello con Annette Greco, que es la farmacéutica responsable, junto a su equipo, del desarrollo de la cosmética Dr. Hauschka.

En primer lugar, ¿para qué necesitamos cosméticos?

En realidad, la piel se las arregla bastante bien por sí misma, se cuida y se renueva por sí sola. La cosmética no puede ni debe asumir esa función. Pero si pierde el ritmo, debido al estrés, por ejemplo, o a factores externos, le ayudamos a recuperar el equilibrio.

 

¿Qué es lo que devuelve el equilibrio a la piel? ¿Hay principios activos especiales para esto?

La cosmética Dr. Hauschka no apuesta por la sustitución pasiva, sino por la actividad que nace desde el interior. Por eso, no buscamos déficits o defectos en la piel, sino siempre posibilidades: ¿Dónde hay potencial para el cambio? ¿Dónde hay procesos que necesitan un «empujoncito»?

 

¿Y de dónde obtiene la piel ese «empujón»?

El concepto Dr. Hauschka apuesta por la fuerza de la naturaleza: Nuestros productos se basan en la vitalidad de un ritmo saludable. Un ritmo que se encuentra en las plantas medicinales, desde la producción hasta la aplicación. Esta fuerza, este impulso concentrado ayuda a la piel a redescubrir su propio ritmo y a recuperar su equilibrio por sí misma. Reforzando la actividad propia de la piel, estamos ayudando al cuerpo a aprender, en lugar de enseñarle.

 

 

«Reforzar la actividad propia de la piel»: ¿Cómo debemos entender esto?

Tomemos, por ejemplo, una «piel grasa», que muchos conocen de la pubertad. En ese momento en que luchamos por nuestra identidad, por encontrar nuestro lugar en el mundo, el cuerpo produce una grasa cutánea densa y aceitosa, también como límite frente al mundo exterior. Nosotros respetamos esa necesidad de protección de la piel, por lo que no combatimos la película grasa con medios agresivos. En cambio, le damos a la piel nuestro Aceite Facial: un aceite ligero, que permite a la piel respirar. Así, el cuerpo obtiene la protección que necesita, a la vez que se da cuenta de que dicha función de protección también puede implementarse de forma suave y delicada. La piel es capaz de superar por sí misma esa fase de generación de grasa excesiva.

 

Entonces, ¿la cosmética es un modelo para la piel?

Nosotros vemos la piel como un microcosmos dentro del macrocosmos que es el ser humano, y siempre observamos el diálogo que se da entre ambos. Porque el cuadro cutáneo dice algo de la persona en su totalidad. Nuestro fin es recordarle a la piel de dónde viene y que es capaz de hacer muchas cosas por sí misma. Por supuesto, no tenemos un producto específico para cada necesidad. Pero tenemos un amplio repertorio de inspiraciones: composiciones individuales de plantas medicinales que proporcionan impulsos eficaces a cada cuadro cutáneo. Así, la piel se fortalece desde dentro, obteniendo nuevas ideas para que sea capaz de autoayudarse, de nuevo, a sí misma. Se mantiene dinámica, flexible, y se vuelve resiliente.

 

¿La piel se vuelve resiliente? ¿Cómo ocurre eso?

La de Dr. Hauschka es una cosmética rítmica, se basa en la alternancia de actividad y descanso. Se trata de dar impulsos a la piel, de estimularla, mediante plantas medicinales seleccionadas. Y, muy importante, de darle a continuación el descanso que necesita después. Este «baño alterno de sensaciones» apoya a la piel en su dinámica, pudiendo, así, salir fortalecida. La aplicación regular de nuestra cosmética rica en impulsos viene a ser una especie de entrenamiento para la piel. De este modo, queda capacitada, de forma sostenible, para hacer frente a sus retos diarios. La piel, entonces, se vuelve bella por sí misma.

 

Las plantas medicinales proporcionan impulsos para la autocuración: ¿Eso realmente funciona?

Realmente funciona, según sea apropiado para la edad. No podemos transformar una piel de 40 años en una de 20. Pero todavía podemos satisfacer sus necesidades y reforzarla en sus capacidades. La eficacia de este método está doblemente basada en la evidencia: mediante décadas de experiencia bien documentada de numerosos esteticistas, y también mediante pruebas científicas independientes.

 

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