«Reforzar la actividad propia de la piel»: ¿Cómo debemos entender esto?
Tomemos, por ejemplo, una «piel grasa», que muchos conocen de la pubertad. En ese momento en que luchamos por nuestra identidad, por encontrar nuestro lugar en el mundo, el cuerpo produce una grasa cutánea densa y aceitosa, también como límite frente al mundo exterior. Nosotros respetamos esa necesidad de protección de la piel, por lo que no combatimos la película grasa con medios agresivos. En cambio, le damos a la piel nuestro Aceite Facial: un aceite ligero, que permite a la piel respirar. Así, el cuerpo obtiene la protección que necesita, a la vez que se da cuenta de que dicha función de protección también puede implementarse de forma suave y delicada. La piel es capaz de superar por sí misma esa fase de generación de grasa excesiva.
Entonces, ¿la cosmética es un modelo para la piel?
Nosotros vemos la piel como un microcosmos dentro del macrocosmos que es el ser humano, y siempre observamos el diálogo que se da entre ambos. Porque el cuadro cutáneo dice algo de la persona en su totalidad. Nuestro fin es recordarle a la piel de dónde viene y que es capaz de hacer muchas cosas por sí misma. Por supuesto, no tenemos un producto específico para cada necesidad. Pero tenemos un amplio repertorio de inspiraciones: composiciones individuales de plantas medicinales que proporcionan impulsos eficaces a cada cuadro cutáneo. Así, la piel se fortalece desde dentro, obteniendo nuevas ideas para que sea capaz de autoayudarse, de nuevo, a sí misma. Se mantiene dinámica, flexible, y se vuelve resiliente.
¿La piel se vuelve resiliente? ¿Cómo ocurre eso?
La de Dr. Hauschka es una cosmética rítmica, se basa en la alternancia de actividad y descanso. Se trata de dar impulsos a la piel, de estimularla, mediante plantas medicinales seleccionadas. Y, muy importante, de darle a continuación el descanso que necesita después. Este «baño alterno de sensaciones» apoya a la piel en su dinámica, pudiendo, así, salir fortalecida. La aplicación regular de nuestra cosmética rica en impulsos viene a ser una especie de entrenamiento para la piel. De este modo, queda capacitada, de forma sostenible, para hacer frente a sus retos diarios. La piel, entonces, se vuelve bella por sí misma.
Las plantas medicinales proporcionan impulsos para la autocuración: ¿Eso realmente funciona?
Realmente funciona, según sea apropiado para la edad. No podemos transformar una piel de 40 años en una de 20. Pero todavía podemos satisfacer sus necesidades y reforzarla en sus capacidades. La eficacia de este método está doblemente basada en la evidencia: mediante décadas de experiencia bien documentada de numerosos esteticistas, y también mediante pruebas científicas independientes.